Teníamos muy claro que la barra tenía que ser la auténtica protagonista, elevada sobre una especie de pilotis de madera de roble y con una materialidad muy marcada con una madera teñida verde que nos recuerda al verde del alga nori. El sobre de acero inoxidable remata la parte superior con una iluminación puntual que enmarca los platos al ser servidos.

La barra se corona por un atardecer continuo que conseguimos a través de unas telas retro-iluminadas en colores cálidos.

Todo lo que rodea a la barra se queda más en bruto para fomentar ese contraste pero se unifica con un verde oscuro que hace las veces de difuminar el entorno. Las instalaciones vistas y el acero inoxidable completan el look, pero lo que más nos interesaba del acero inoxidable era su capacidad de poder reflejar los colores cálidos del atardecer tiñendo un material aparentemente frio en una explosión de colores cálidos cuando las luces están encendidas.